Llamativamente
desde la marca británica han comunicado oficialmente que no están interesados
en la propuesta de la FIA para ofrecer un motor alternativo a los actuales a
partir de 2017.
Seguramente con
la data de que Red Bull, acaso la cenicienta de este tema, tendría ya apalabrado
a Mario Illien como futuro motorista para 2017, Cosworth entiende que realizar
una enorme inversión en poco tiempo para convencer a equipos débiles no tiene
sentido. Al menos así lo dejo entrever Kevin
Kalkhoven, uno de sus propietarios, en declaraciones
a Motorsport.
“Echamos un
vistazo y miramos quiénes serían los clientes potenciales, y la respuesta era
esencialmente Red Bull, ya que no tienen un contrato de motor
a largo plazo. Entonces nos fijamos en la
economía del desarrollo de un motor desde cero”. Ya
que al
contrario de Ilmor y AER, que tienen a sus motores corriendo en la IndyCar y en el WEC respectivamente,
ellos tendrían que empezar de cero.
Pero se
dieron cuenta que “simplemente, los números no funcionan. Costaría
aproximadamente 28 millones de euros para desarrollar un propulsor desde cero
con todo lo demás que conlleva. También tienes que pagar por el apoyo
en la pista. Además, es un tiempo demasiado escaso para producir un motor a
menos que ya tengas un diseño”.
“Podríamos
hacerlo, pero la compañía está muy ocupada en este momento, y asumir una
inversión especulativa sin el retorno que nuestros otros proyectos nos da no es
un buen negocio. Así
que hemos declinado amablemente la oportunidad de perder dinero”, confirmaba
con algo de ironía Kalkhoven.
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