En el mundo de la Fórmula 1 sabemos todo ya a esta altura que clase de tipo es Vijay Mallya. A lo largo de estos años nos hemos acostumbrado a escuchar que el indio es el último de los propietarios que se pone al día con sus deudas, con sus proveedores. Dato suficiente para pintarlo de cuerpo entero.
Pero ahora es la Dirección General de Aviación Civil de India la que deja mal parado a Mallya, al denunciar que su aerolínea de ‘bajo coste’, no cumple con la normativa de mantenimiento de sus unidades. Lo que quiere decir que la compañía aérea Kingfisher ofrece vuelos baratos, pero claro… con aviones que son todo un riesgo, totalmente inseguros.
Cabe destacar que Vijay es un popular empresario y político en su país de origen, India, De hecho, su trascendencia y su caudal de poder lo ha llevado a ser diputado electo en la cámara de representantes de su circunscripción.
Sin embargo, tal poder en lo económico comenzó a tambalear y a dar muestras de debilidad cuando a casi finales de temporada vendió sorprendentemente el 42,5% del accionariado de su escudería al Sahara Group.
Rumores de aviones parados en aeropuertos sin dinero para costear el combustible echaron leña al fuego este verano, pero todo parecía una campaña de mala reputación en contra de Mallya. Campaña que finalmente se confirmó pero no porque estuviera orquestada, sino porque este impresentable indio ha vuelto a demostrar la forma en la que se ha ganado la plata.
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