Hace unos días colgaba en
mi blog una nota de crítica hacia Jean Todt, presidente de la FIA. Entre tantos puntos oscuros de su
mandato, manifestaba que los galos más que beneficiados terminaron siendo
perjudicados por la presencia del francés al frente de la Federación.
Bueno,
casi todos perjudicados, porque hay alguien que recibió un centro y es
justamente su hijo, Nicolas Todt, uno de los propietarios de la escudería ART.
Es un secreto a voces en el paddock que esta apertura inesperada de la FIA para
sumar un equipo a la Fórmula 1, fue realizada con el objetivo de darle cabida a
la estructura de su hijo.
Actualmente
el equipo ART, el
más ganador de la GP2, funciona como el equipo ‘B’ de McLaren. Posee la misma
decoración, y en uno de sus asientos compite Stoffel Vandoorne, piloto que
forma parte de la plantilla de Woking. Y de llevarse a cabo esta nueva
incorporación, su introducción sería inmediata, ya
que contaría con la motorización de Honda, con el fin de utilizarlos como banco
de prueba.
A la espera de esta
confirmación se encuentra Kevin Magnussen, quien hace unos días hacía pública
su confianza en el equipo McLaren, asegurando que ellos se iban a encargar de
buscarle una butaca titular para volver a ser protagonista en la máxima
categoría.
Por lo pronto
el oficial de la FIA, Matteo Bonciani, descartó
que haya inclinación por alguna estructura o fabricante en especial para esta
duodécima plaza.
“La FIA no
tiene ningún candidato en particular en mente. Igual también cabe la
posibilidad de introducir un nuevo fabricante. Si eso sale adelante, estableceremos el proceso
necesario, como siempre se ha hecho”, aseguró Bonciani.
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