El pellizco
ha sido muy fuerte. Esperábamos ver a las flechas de plata nuevamente adelante,
pero no un resultado tan cantado como el de Australia.
Desde el
viernes Hamilton y Rosberg (siempre en ese orden) nos demostraron que seguían
estando adelante, que las cuatro o cinco décimas a favor seguían estando ahí,
para administrarla. Habían hecho 1-2 en todas las sesiones pero Ferrari no
dejaba de ser una amenaza para la carrera y había que anularla… y así fue.
Se pusieron
a cubierto, consolidaron su estrategia y al no repetir los errores de Malasia,
el resultado terminó siendo cantado. No dejaron hueco alguno, es más me animo a
decir que sacrificaron las aspiraciones de Rosberg en pos del resultado del
equipo. El que llegara adelante a la primera curva iba a tener la derecha en la
estrategia y verlo a Lewis apuntando la nariz directamente a su compañero me lo
hace creer aún más.
Fue una
carrera muy austera en cuanto a emociones por la lucha de la punta porque no
hubo tal lucha. A no confundir, no es que Ferrari les haya perdido de vista,
pero al no cometer errores el equipo alemán, las Ferrari no pudieron siquiera
filtrarse. Los Mercedes salieron disparadas ni bien el semáforo se puso en
verde y desde allí Vettel sólo tuvo que limitarse a seguirlas.
El resultado
nos ratificó una vez más el orden de fuerzas que tenemos en esta primera fase
del campeonato y que seguramente se mantendrá la semana que viene en Bahrein.
Mercedes, Ferrari y Williams. Hamilton, Rosberg, Vettel, Raikkonen, Massa y
Bottas. Tal vez, no tan claro entre los muchachos de Williams donde la disputa
está más peleada. Pero en la pelea por el mundial, Hamilton y Vettel son los
que marcan el camino para sus escuderías.
En un
segundo escalón otras tres escuderías pelean por permanecer en el topten. Red
Bull, Toro Rosso y Lotus. La escudería de Milton Keynes había insinuado en la
clasificación que estaban recuperando potencia. Pero las fallas de Renault
volvieron aparecer. Toro Rosso lo sufrió en sus dos coches y Red Bull
nuevamente en el coche de Kvyat. El peor damnificado fue Max Verstappen que
marchaba octavo cuando su motor dijo basta a tres vueltas del final lo que
generó la salida del único safety car que tuvo la carrera y que nos privó de un
final digno. Aunque en realidad, quienes nos privaron de un final emocionante
fueron los auxiliares de pista chinos que no supieron como sacar el Toro Rosso
de la pista estando en plena recta.
Así las
cosas, con estas fallas en los motores Renault, los Sauber volvieron a
prevalecer. No es casualidad que Ricciardo haya llegado noveno entre Felipe
Nasr y Marcus Ericsson. Aunque creo que estas tres escuderías han sido
superadas en rendimiento por Lotus. Romain Grosjean silenciosamente se los ha
quitado del medio y ha llegado séptimo. Mejor
carrera podría haber hecho su compañero Pastor Maldonado, pero terminó haciendo
el mamarracho. Los sorpasos y el avance en la primera parte de la carrera
fueron tiradas a la basura por el mismo venezolano, quien primero se paso de largo
en la calle de boxes y a posterior en su afán por recuperar su tiempo perdido
hizo un trompo completo en las vueltas posteriores sin intervención de
terceros. De ser una amenaza para los Williams paso a ser el bochorno del
domingo, quedando entreverado entre los McLaren, sí… entre los McLaren,
teniendo incluso un roce con Jenson Button, hombre que nunca suele tener roces
con nadie. Pero bueno… tenía que ser Maldonado.
De McLaren
todavía querer hacer un análisis es apresurado, no tiene sentido. Es como
querer explicar el rendimiento de los Manor. Ambos coincidieron en un punto
positivo, que por primera vez esta temporada han terminado la carrera con ambos
coches, aunque a dos vueltas.
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