El mítico circuito alemán, que del viejo e interminable dibujo ya no le queda nada, está al borde de la bancarrota. En forma de salvataje, hace tres años, en 2009, junto al circuito se inauguró un complejo turístico abierto al público, en el que había restaurantes, hoteles, montañas rusas, clubes, etc. Al principio, muchos inversores privados aportaron cantidades significativas de dinero, pero estas nunca llegaron a materializarse. Por ello, en marzo de 2010 el gobierno compró todo el parque turístico y asumió también sus deudas.
Desde entonces, el gobierno comenzó a alquilar el complejo en forma privada, pero resulta que los operadores no han estado pagando la renta que el gobierno esperaba, por lo que en febrero de este año, el contrato que existía con la compañía 'Nürburgring GmbH' fue cancelado.
Así las cosas, tanto la carrera de F1 de 2013 como las 24 horas de Nürburgring peligran. El gobierno no tiene permitido ayudar en este asunto y, es más, forma parte del problema. Parece ser que el gobierno no está permitiendo que gente externa pueda acceder a ningún tipo de contrato o acuerdo con el circuito.
Para que este problema se solucione, se necesitan dos cosas: independizar el circuito del desastroso complejo NuroDisney y deshacerse de los operadores privados. El resto puede venderse, pero es necesario que el propietario de las pistas sea una empresa pública, que trabaje en beneficio del público y busque un futuro sólido para el circuito. La FIA no se ha pronunciado todavía al respecto, aunque se espera que decida algo antes de que termine el mes de julio.
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