El dueño del circo es consciente que necesita un juez de turno. Y que a estas alturas es mejor malos conocidos que bueno por conocer. Después de todo, el viejo Max ha hecho cosas muy buenas por el automovilismo y por un estilo sexual no hay que desprestigiarlo.
Tarde pero más vale que nunca, Bernie Ecclestone ha terminado por aceptar que Max Mosley sigue siendo necesario dentro de la F1, aunque quiera hurgar más de lo que le corresponde y le arruine algunos de sus negocios. Por lo que ha invitado al mundo de la F1 a olvidarse de lo ocurrido hace unos meses con un par de prostitutas (bueno… fueron cinco).
"La gente ha llegado a la conclusión de que pasara lo que pasara es asunto de Max y no tiene nada que ver con lo demás," declaraba Bernie al programa de BBC radio Sportsweek. "Durante un corto periodo de tiempo dije que debería dimitir pero ahora creo que no tiene por qué. Toda esa gente que dice 'No quiero encontrarme con Max' desaparecerán," agregaba.
Tarde pero más vale que nunca, Bernie Ecclestone ha terminado por aceptar que Max Mosley sigue siendo necesario dentro de la F1, aunque quiera hurgar más de lo que le corresponde y le arruine algunos de sus negocios. Por lo que ha invitado al mundo de la F1 a olvidarse de lo ocurrido hace unos meses con un par de prostitutas (bueno… fueron cinco).
"La gente ha llegado a la conclusión de que pasara lo que pasara es asunto de Max y no tiene nada que ver con lo demás," declaraba Bernie al programa de BBC radio Sportsweek. "Durante un corto periodo de tiempo dije que debería dimitir pero ahora creo que no tiene por qué. Toda esa gente que dice 'No quiero encontrarme con Max' desaparecerán," agregaba.
Ecclestone tiene pensado darle una afectiva bienvenida a su ‘nuevo’ viejo amigo Mosley, quien adelanto su presencia en el circuito de Monza para el GP de Italia.
"Le daré la bienvenida. Tiene que volver y seguir adelante normalmente. A veces creo que interfiere en la F1 algo más de lo que debería, pero ha trabajado mucho por la seguridad en carretera y cosas así, de las que la gente no oye hablar," concluía el mandamás.
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