Es más fácil lo primero, ya que si pedir perdón siempre resulta difícil, hacerlo luego de las condiciones en la que la FIA echó al muñequito del mundial es mucho más difícil que hacerse amigo de un tiburón.
Pero claro, cuando a priori el orden de posibilidades se presentaba así, la realidad nos indica otra cosa. Que es más fácil que Michelin vuelva a la F1, a que Bridgestone se retraiga de su decisión de dejar el mundial a fin de año. Y es por eso que la F1 intenta convencer a los japoneses para que continúen en 2011.
Es que además de pedirle perdón a Michelin, los únicos candidatos que se presentaron para tomar el lugar de Bridgestone fueron Kumho y Hankook, dos marcas desconocidas para la competencia internacional, de poco vuelo y que como colmo, se estarían echando atrás en su decisión de proveer al mundo de la F1.
El gasto actual de Bridgestone ronda los 55 millones de dólares y las reglas de 2010 de reducir los juegos de neumáticos de 11 a 14 por piloto y evento, no condice con ese gasto, motivo por el cual, consideran que no es rentable continuar en 2011.
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