11 de diciembre de 2009

30 mil horas por la cabeza de Alonso


Para quienes siguen las divertidas caricaturas de MarcaToons pensarán que se trata de una nueva broma de Lewis Hamilton hacia el piloto asturiano. Pero a ciencia cierta, se trata de una prueba física real y está atada al trabajo especial que la Scudería Ferrari tiene programado para adecuar la nueva rossa al casco del bicampeón español.
¿Cómo es esto?
En la actualidad de la máxima categoría, lograr una perfecta interacción entre un casco y un bólido puede significar 5 Km/h la velocidad, o dicho de otra manera, 40 CV más de potencia.
Dado que los motores que componen la parrilla son casi idénticos debido a las limitaciones de la FIA, el hecho de que son gestionados todos por una misma central electrónica (MES) y están atados a la congelación, las escuderías buscan ganar caballos de fuerza en cualquier otro lado.
Y ello quedó evidenciado una vez más luego de la primera visita que realizó, en Maranello, Fernando Alonso. Es que el asturiano no sólo se midió la butaca y se presentó ante su nuevo plantel de ingenieros. Los muchachos, además de intercambiar las primeras palabras con el, aprovecharon la ocasión para hacer moldes de su cabeza para que la marca Schüberth se centre de lleno en su nuevo casco.
No sólo para garantizarle al hombre de Oviedo la misma protección que tuvo Felipe Massa en la clasificación de Hungría, sino también para sacar el mejor provecho del airscope (llámese la acción en la que el casco interacciona con la toma de aire del motor, a través de pequeños alerones integrados para que el aire que entra al motor sea lo más “limpio y fresco” posible).
De esta manera, el equipo de Maranello trabaja en la disminución de la resistencia aerodinámica como elemento clave para disminuir el consumo de sus motores y mejorar la competitividad. Por lo que el estudio del airscope del Ferrari 661, tal como se lo denomina internamente en la factoría italiana, demandará 30.000 horas, entre pruebas en el túnel del viento y desarrollo de modelos matemáticos. Dicho esto, queda por demás de claro que no se trataba de una broma de Hamilton hacia Fernando y que el asturiano, por más cabezón que sea, se encuentra con Ferrari en una nueva dimensión que va más allá -valga la redundancia- de su cabeza.

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