Esta vez no lo dijo ningún propietario, ningún jefe de equipo, ningún interesado en hacer patrocinio. La escueta frase, pero que se hace larga por lo muy dura, fue soltada por el nuevo presidente de la Federación Internacional del Automovilismo.
Como sustituto de Max Mosley al mando de la FIA, Jean Todt está empecinado en continuar con la campaña de reducción de costos que iniciara hace unas temporadas el británico.
"Estoy triste de que Honda, BMW y Toyota se hayan visto obligadas a abandonar, pero cuando se gasta enormes cantidades de dinero sin obtener los resultados deseados, es inevitable", reconocía el nuevo presidente de la FIA en una entrevista al diario galo Le Figaro. "La F1 es demasiado cara", aseveró.
Pero este reconocimiento genera un interesante contraste con su pasado, si recordamos que hasta la temporada 2007 estaba seriamente involucrado como Director de Ferrari, siendo el equipo de Maranello acaso el principal enemigo en la dura batalla política contra el límite presupuestario que trataba de imponer Mosley.
Pero ahora las obligaciones son diferentes, ya no representa ni defiende los intereses de un equipo sino los del automovilismo a nivel mundial, y ahora Todt está de acuerdo con el británico.
"Las medidas introducidas hasta ahora para reducir costes no son suficientes. Si queremos mantener la F1, necesitamos un verdadero despertar y decisiones fundamentales", señaló Todt. "El deporte del automóvil debe adaptarse a su tiempo. Por tanto, he decidido crear un grupo de trabajo".
Gilles Simon, que hasta el final de temporada era el ex jefe de motores de Ferrari, estaría al mando de una serie de proyectos de exploración de las nuevas tecnologías de la F1 y el respeto al medio ambiente.
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