Los irascibles compañeros de la tinta negra han salido a pegarle al hombre que hasta hace tres temporadas le dio las portadas más emocionantes de su últimos 30 años.
Millones y millones o billones de caracteres ocuparon en sus diarios con los éxitos de Schumacher. De lo que Alonso recién lleva 0,00000001 por ciento. Pero como bien cita un talentoso reportero de MARCA, la prensa (no la Fórmula 1) pierde rápidamente respeto por aquellos que ya no ocupan la primera fila.
"El W01 no es el mejor coche, pero el heptacampeón parece haber perdido las instrucciones", señala La Stampa. Por poner el ejemplo de uno de los diarios. Pues, en mi sitio no pienso poner otro más, ya que uno me basta para demostrarles a ustedes lo errado que están.
No fue una buena carrera del káiser, claro está. En su tiempo un joven de pocas carreras como Jaime no lo hubiera retenido tanto. Pero habría que destacar otros aspectos en vez de fijarnos en uno que muchos desean sea negativo.
Schumacher se estaba divirtiendo, incluso diría que se estaba midiendo. Paró tres veces en boxes, no una como Alonso. Ni dos como Webber o Hamilton. Tres y con un tren delantero que había quedado desequilibrado. O ustedes creen que con todo lo que ha logrado, se va quedar 30 vueltas detrás de un Jaimito cuando tiene el aval de Brawn para aparcar el Mercedes en boxes y decir luego: “fue un problema en la dirección”.
De manera que yo me quedaría con otro punto de vista, el del propio káiser. “Me he divertido. Nuestro ritmo es prometedor. Íbamos más rápidos que el grupo que iba en cabeza".
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