La antológica escudería de Maranello no quedó para nada satisfecha con la nueva serie de medidas que ayer tomó la FIA. Es que su presidente, Luca di Montezemolo, entiende que han traicionado su confianza y no han respetado el pacto que Ferrari tenía con la F1.
Hace unos años, cuando la mayoría de los constructores amenazaban seriamente con marcharse de la máxima y lanzar un nuevo campeonato, Ferrari firmó un acuerdo de fidelidad con Bernie Ecclestone, por el cual el británico, a cambio, le iba a conceder un gesto especial como por ejemplo, un derecho de veto concedido para cuando se tomen decisiones fundamentales.
Pero ayer el Consejo Mundial del Motor aprobó en tándem medidas que involucran directamente a las escuderías, sin siquiera tener en cuenta su consenso.
Son las escuderías las que componen la F1. Fue Ferrari la primera en comprometerse con la Fórmula Uno para salvar el deporte, por tanto es justo su enojo y su reclamo. Y la mejor manera de manifestar su desencuentro con la FIA es comenzando a mirar otras categorías.
En la década del 80 Ferrari construyó un IndyCar, con el que nunca llegó a competir, pero que le sirvió como amenaza tangible para hacerle saber al órgano de gobierno de que su posición respecto a los motores V12 podría resultar en la retirada de la Fórmula Uno. Ahora la categoría elegida es Le Mans, y la amenaza comenzará con una visita del jefe de Ferrari, Stefano Domenicali, a la tradicional prueba de las 24 Horas.
"Le Mans es sinónimo de competición deportiva tecnológicamente avanzada y siempre ha sido objeto de gran atención por nuestra parte," declaraba mientras tanto Luca di Montezemolo.
Hace unos años, cuando la mayoría de los constructores amenazaban seriamente con marcharse de la máxima y lanzar un nuevo campeonato, Ferrari firmó un acuerdo de fidelidad con Bernie Ecclestone, por el cual el británico, a cambio, le iba a conceder un gesto especial como por ejemplo, un derecho de veto concedido para cuando se tomen decisiones fundamentales.
Pero ayer el Consejo Mundial del Motor aprobó en tándem medidas que involucran directamente a las escuderías, sin siquiera tener en cuenta su consenso.
Son las escuderías las que componen la F1. Fue Ferrari la primera en comprometerse con la Fórmula Uno para salvar el deporte, por tanto es justo su enojo y su reclamo. Y la mejor manera de manifestar su desencuentro con la FIA es comenzando a mirar otras categorías.
En la década del 80 Ferrari construyó un IndyCar, con el que nunca llegó a competir, pero que le sirvió como amenaza tangible para hacerle saber al órgano de gobierno de que su posición respecto a los motores V12 podría resultar en la retirada de la Fórmula Uno. Ahora la categoría elegida es Le Mans, y la amenaza comenzará con una visita del jefe de Ferrari, Stefano Domenicali, a la tradicional prueba de las 24 Horas.
"Le Mans es sinónimo de competición deportiva tecnológicamente avanzada y siempre ha sido objeto de gran atención por nuestra parte," declaraba mientras tanto Luca di Montezemolo.
El enfado del magnate italiano está por demás de claro, el límite de presupuesto voluntario de 40 millones de euros para 2010 no condice con la realidad y por ende, los 'derechos garantizados a Ferrari' no se han cumplido.
1 comentario:
La verdad es que tienen razon las nuevas medidas lo unico que hacen es ensuciar la formula 1.Ya veremos que pasa al final.
Un saludo.
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