Es fácil opinar
desde un sillón, desde donde no se hace. Su candidatura para quedarse con la
provisión de neumáticos seguramente pone a Michelin en una posición de prometer
lo que no puede dar Pirelli, pero estoy seguro que la marca francesa -por su filosofía
en el deporte- difícilmente soportaría el manoseo que se están aguantando los milaneses.
No es
justo como se está tratando a Pirelli. La F1 estuvo a punto de quedarse sin
calzado a finales de 2010 cuando Bridgestone decidió dejar la categoría, y
ellos recogieron el guante. Desde entonces se le ha exigido todo el tiempo, sin
tener en cuenta las precarias condiciones de pruebas que le han permitido desde
el primer día. Nos olvidamos que para preparar sus primeros neumáticos le
dieron un Toyota de 2009, porque no podían probar con los equipos ni montarlos
en un coche de esa actual temporada.
Se les ha
pedido neumáticos que duraran, luego que fueran a dos o tres paradas, entonces
se quejaron de que la degradación era muy rápida. Todo el tiempo se les exige,
pero no le permiten hacer tests comunitarios porque hay que ahorrar. Entonces en
qué quedamos, ¿desde qué lugar se le puede cuestionar su seguridad, si de rodar
seguros se trata y no le están permitiendo rodar. ¿Se puede hacer un auto de F1
sin túnel de viento? …No. ¿Se puede hacer
neumáticos de F1 en las condiciones actuales que está trabajando Pirelli?
Están
demostrando que sí. Desde el principio del 2015, se han utilizado 13.748
neumáticos lisos, incluidos circuitos especialmente severos como Sepang,
Barcelona y Silverstone. Nunca se ha
descubierto problema alguno, lo cual subraya la solidez fundamental del
producto. ¿Hubieran podido hacer esto Goodyear, Bridgestone o
Dunlop? Seguramente por su capacidad sí, pero su filosofía deportiva no se los
hubiese permitido.
No hay
que tirar de la soga hasta que se rompa, no hay que hacer lo que hizo Ferrari
en Spa. Da igual cuantos ingenieros de Pirelli hubiera habido en el box, el
equipo ya tenía decidida la estrategia a las 11 de la mañana. Tras el reventón
de Nico, Mercedes decidió cambiar el cámber de sus neumáticos traseros, quitar
un elemento aerodinámico del fondo plano cercano a la rueda y marcar sus apéndices
para reconocer donde estaba el error si había un nuevo reventón… no lo hubo.
Se usó el
ejemplo de Nico, de que el neumático apenas llevaba pocas vueltas, para
fustigar a Pirelli, pero no se tuvo en cuenta que la rotura no fue instantánea y
que llevó cuatro vueltas. Sin contar la cantidad de elementos que había fuera
de la pista, las salchichas que se instalaron en Radillión y la cantidad de 63 cortes
encontrados en las bandas de rodamiento de los neumáticos de los demás coches,
sin que se dañara su contextura.
Es aceptable
la calentura de Sebastian Vettel, a una vuelta del final se quedó sin podio y
sin puntos y lo más importante, se sintió vulnerable, indefenso, desprotegido. Pero
no es culpa de Pirelli, es culpa de los ‘craneos’ que manejan la F1 desde un
lugar tan cómodo como el de Michelin: desde donde no se hace.
No obstante,
los pilotos deberían de reconocer que ya no se corre como antes y que tal vez
los miman demasiado. En pos de la seguridad, la FIA ha tomado un camino erróneo
al reemplazar algunas cama de leca por escapes asfaltados, por agregar espacios
al límite de la pista que le permita al piloto recuperar el control del coche
sin necesidad de quedar fuera de pista. Pero los pilotos al final terminan
escogiendo este espacio extra como parte de su trazada, como una parte más de
apoyo, sin percatarse que ese espacio no tiene la misma granulometría que la
pista, siendo que los neumáticos fueron concebidos para soportar las
degradaciones de ese asfalto, no el del externo. Y esto nadie lo tuvo en
cuenta.
El concepto
no es mío, lo escuche del ingeniero argentino Enrique Scalabroni que muy
gentilmente se brindó para el podcast pos GP de Bélgica de http://www.f1lat.com/. Este orgullo argentino
que para mí es una biblia viviente de la F1, fue contundente: las camas de
lecas dañaran los autos, lastimaran partes una vez que se salieron, pero es el
precio que tiene que pagar un piloto por equivocarse. Entonces si van aprender
que si salen de pista dañan sus neumáticos.
Hoy el
piloto subestima estas condiciones, usa ese escape como una parte más de la
pista y acá están las consecuencias, total… se las achacamos a la pobre
Pirelli.
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