16 de febrero de 2015

Dos posturas diferentes y en el medio la propuesta de los cambios


En la parrilla hay dos grupos bien marcados. Están aquellas escuderías encolumnadas detrás de Red Bull que buscan cualquier posibilidad que les permita acabar con el dominio abrumador de Mercedes (y los motores Mercedes, claro está). Y están los equipos justamente alimentados por Mercedes que están encumbrados detrás de la marca de Stuttgart y que tratan de resistir el mayor tiempo posible el actual reglamento porque gozan de muy buena salud.

En el medio están los cambios sustanciales que se vienen proponiendo en las mesas de debate del Grupo de Estrategia para mejorar el espectáculo de la F1 y recuperar su esencia. Del primer grupito, Red Bull y Ferrari consideran que estos tendrían que llegar lo antes posible, aunque el equipo italiano lo propone gradualmente. Mientras que Mercedes (con ellos Williams y Lotus) aseguran que no habría que apresurarse, porque no siempre pensar en el espectáculo garantiza el éxito.

Entre estos cambios sustanciales esta la intención de llevar los motores a los mil caballos de potencia sin modificar la arquitectura actual, hacer los coches más anchos y aumentar drásticamente la medida de las ruedas traseras recobrando la esencia de los años 70. Hay un consenso general para esto. Pero Red Bull quiere que se haga inmediatamente, Ferrari sugiere que se haga en dos fases, McLaren prefiere esperar en lo posible hasta 2017 (aunque le daría moción a los primeros) y Mercedes retrasarlo todo lo que se pueda.

Entre los argumentos que expone Mercedes para rechazar la inclusión de estos cambios sustanciales en 2016, especialmente en el motor, está en que muchas escuderías abandonarían rápidamente el desarrollo de los monoplazas de 2015, para centrarse en los del curso siguiente, debido al escaso período de tiempo del cual se dispondría para integrar el nuevo motor al chasis.

Como contrapartida, Ferrari propone que las modificaciones menos sustanciales se implementen en 2016 y las de mayor trascendencia en 2017. Así las cosas, tendrían cabida aquellos puntos donde sí existe uniformidad y que podrían llegar el próximo año sin generar trastornos:

-Hacer los coches más anchos, volviendo a la medida de dos metros que existió hasta 1997 y renunciando a la actual de 1,8, vigente desde 1998.
-Ruedas traseras más anchas.

Pero Ron Dennis en representación de McLaren Honda ya sentó su postura: “Si vamos a cambiar la F1, deberíamos cambiarla de forma radical y, por tanto, deberíamos hacerlo de forma radical para 2017. Entonces podría ser asequible. Si tratamos de cambiarla para 2016 las implicaciones en costes serían enormes”.

Al tiempo que en Mercedes prefieren esperar y apuntan a la necesidad de realizar una investigación exhaustiva y mucho más profunda, que permita establecer cuáles son las medidas que la F1 verdaderamente necesita para recuperar su prestigio.  Ya que dudan de que volver al pasado sea beneficioso en estos momentos.

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