En el
fútbol se dice que equipo que gana no se toca. Bueno, si hay que transferir
este lema a la pista, cuan revolucionaria puede ser la evolución de un
monoplaza que ganó 16 de las 19 carreras que se disputaron la pasada temporada.
Hay
una base tremendamente ganadora, como para andar arriesgándose a perderlo todo
tomando un camino diferente en el diseño del W06. Es mejor evolucionar que
revolucionar, razón por la cual no se aprecian mayores cambios en la nueva
flecha de plata, que la nueva trompa caída.
Paddy Lowe, el director
técnico de la escudería Mercedes,
nos confirmaba la línea del conservadurismo:
“Hemos seguido una línea de diseño con el
W06 que supone una evolución del W05, queremos mantener la base ganadora del
coche del año pasado”.
"Todo diseño tiene un poco de riesgo, no
puede seguir hacia delante si no arriesgas algo. Pero fuimos muy conscientes de que
teníamos un gran coche y no queríamos desperdiciar la ventaja al
tiempo que dábamos pasos en el desarrollo”.
“Hay muchos pequeños cambios. Los
sistemas de refrigeración son un ejemplo, el año pasado fue un gran proyecto
diseñarlos bien junto con la nueva unidad de potencia y este es el segundo
intento para revisarlo y mejorar si es posible. Siempre quieres avanzar sin riesgos,
siempre hay proyectos así”.
“Nosotros tuvimos un coche bonito y aún
lo tenemos pero es más bajo. Eso ha tenido un efecto en el rendimiento, ese ha
sido uno de los cambios que tuvimos que abordar durante el invierno. Está por ver si los equipos seguirán
incidiendo en esto porque esta es la naturaleza de la normativa, afectan más a
unos equipos que a otros. Es un gran proyecto y los grandes cambios en la aerodinámica
afectarán al rendimiento general del coche porque crea un campo de flujo detrás que influencia
cualquier componente. Es un cambio más grande del que parece".
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