Nadie mejor que Rubinho para que nos describa como es una vuelta al trazado brasileño. El piloto más veterano de la actualidad, conoce los virajes de Interlagos como la palma de su mano así que no nos podemos perder de disfrutar una vuelta con él.
“Se corre en sentido opuesto al de las agujas del reloj, lo que resulta muy exigente para los pilotos porque se utilizan paquetes musculares que no suelen emplearse al correr en circuitos convencionales. Intentamos una salida limpia de la última curva para poder conseguir la máxima velocidad a lo largo de la recta principal de boxes. A continuación hay una fuerte frenada desde los 300 km/h en la primera curva a la izquierda, Descida do Sol, que se toma en segunda y con cuidado de no bloquear la rueda delantera interior en una entrada muy bacheada. Seguimos pendiente abajo con un cambio rápido de dirección hacia la segunda curva a derecha, la Senna S, que se suele tomar a 140 km/h y en tercera; después a la larga tercera curva a izquierda, la Curva do Sol, donde se acelera hasta los 290 km/h al salir hacia la otra recta del circuito, la Reta Oposta. Desde allí bajamos a la Curva do Lago, que es una complicada y engañosa curva a izquierda de velocidad media que se acomete en tercera y a 150 km/h. Desde ella se pasa a la estrecha sección interior.
A continuación viene la Curva do Laranjinha, de doble vértice y a derecha. Se encara a 200 km/h y ha sido la ruina de muchos pilotos a lo largo de los años, de modo que hay que tomarla frenando con cuidado sobre los duros baches, y después mantener con precisión la recta para la salida hacia la estrecha curva a derecha en segunda, a 90 km/h. Esa segunda sección es lenta, con combinaciones a derecha-izquierda-derecha a través de Pinheirinho y Bico de Pato. Al salir de esa sección aceleramos fuerte en Mergulho, una curva a la izquierda que es el punto más lento del circuito, al límite de los 200 km/h, y que resulta apasionante por lo accidentado del asfalto en el vértice. Frenamos fuerte después, de 250 km/h a 120 km/h, y seguimos en segunda hasta la última curva, Junção, que nos lleva por la larga derivación a izquierda a la empinada colina que conduce a la línea de meta”.
Para poder realizar una vuelta como la que explica Barrichello, hay que tener en cuentas las características que ofrece el José Carlos Pace respecto al reglaje del auto. Por empezar, Interlagos es un circuito que no tiene demasiado grip (2 sobre 5), en el que se va con el acelerador a tope en un 67% del tiempo de la vuelta, la exigencia de los frenos es media (3 sobre 5) y se utiliza una carga aerodinámica media (también 3 sobre 5).
Pero además, el trazado brasileño está ubicado segundo, en el ranking de los que menos combustible requieren para la vuelta. En Interlagos se consumen 1,85 kg de combustible por vuelta, debido a que es un circuito corto, y se pierden 0,340 segundos por cada 10 kg de combustible extra.
Sin embargo el desafió de los ingenieros no está en perfeccionar lo anterior sino en preparar de la mejor manera un chasis para una superficie tan bacheada como la que brinda la última cita del año.
Por muchos reasfaltados que haya sufrido, el trabajo con las suspensiones es un factor clave. El taraje de las suspensiones debe permitir que el coche absorba los numerosos baches del asfalto y que los pilotos puedan atacar los pianos de la sección lenta del circuito sin problemas. De entre los baches, un tal Alonso ya saco dos títulos, ¿Podrá Lewis sacar el suyo?
“Se corre en sentido opuesto al de las agujas del reloj, lo que resulta muy exigente para los pilotos porque se utilizan paquetes musculares que no suelen emplearse al correr en circuitos convencionales. Intentamos una salida limpia de la última curva para poder conseguir la máxima velocidad a lo largo de la recta principal de boxes. A continuación hay una fuerte frenada desde los 300 km/h en la primera curva a la izquierda, Descida do Sol, que se toma en segunda y con cuidado de no bloquear la rueda delantera interior en una entrada muy bacheada. Seguimos pendiente abajo con un cambio rápido de dirección hacia la segunda curva a derecha, la Senna S, que se suele tomar a 140 km/h y en tercera; después a la larga tercera curva a izquierda, la Curva do Sol, donde se acelera hasta los 290 km/h al salir hacia la otra recta del circuito, la Reta Oposta. Desde allí bajamos a la Curva do Lago, que es una complicada y engañosa curva a izquierda de velocidad media que se acomete en tercera y a 150 km/h. Desde ella se pasa a la estrecha sección interior.
A continuación viene la Curva do Laranjinha, de doble vértice y a derecha. Se encara a 200 km/h y ha sido la ruina de muchos pilotos a lo largo de los años, de modo que hay que tomarla frenando con cuidado sobre los duros baches, y después mantener con precisión la recta para la salida hacia la estrecha curva a derecha en segunda, a 90 km/h. Esa segunda sección es lenta, con combinaciones a derecha-izquierda-derecha a través de Pinheirinho y Bico de Pato. Al salir de esa sección aceleramos fuerte en Mergulho, una curva a la izquierda que es el punto más lento del circuito, al límite de los 200 km/h, y que resulta apasionante por lo accidentado del asfalto en el vértice. Frenamos fuerte después, de 250 km/h a 120 km/h, y seguimos en segunda hasta la última curva, Junção, que nos lleva por la larga derivación a izquierda a la empinada colina que conduce a la línea de meta”.
Para poder realizar una vuelta como la que explica Barrichello, hay que tener en cuentas las características que ofrece el José Carlos Pace respecto al reglaje del auto. Por empezar, Interlagos es un circuito que no tiene demasiado grip (2 sobre 5), en el que se va con el acelerador a tope en un 67% del tiempo de la vuelta, la exigencia de los frenos es media (3 sobre 5) y se utiliza una carga aerodinámica media (también 3 sobre 5).
Pero además, el trazado brasileño está ubicado segundo, en el ranking de los que menos combustible requieren para la vuelta. En Interlagos se consumen 1,85 kg de combustible por vuelta, debido a que es un circuito corto, y se pierden 0,340 segundos por cada 10 kg de combustible extra.
Sin embargo el desafió de los ingenieros no está en perfeccionar lo anterior sino en preparar de la mejor manera un chasis para una superficie tan bacheada como la que brinda la última cita del año.
Por muchos reasfaltados que haya sufrido, el trabajo con las suspensiones es un factor clave. El taraje de las suspensiones debe permitir que el coche absorba los numerosos baches del asfalto y que los pilotos puedan atacar los pianos de la sección lenta del circuito sin problemas. De entre los baches, un tal Alonso ya saco dos títulos, ¿Podrá Lewis sacar el suyo?
Fuentes: Honda, RenaultF1, F1Live.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario