A Nico Rosberg no le
quedan muchas vidas en este campeonato. Después de Rusia habrá solo cien puntos
en juego y tiene que descontar 48. De manera
que mañana se juega buena parte de las últimas posibilidades de descontar que
tiene.
Pero mañana no corre sólo contra
las matemáticas, sino contra su propia moral, para quitarse el cartel de piloto
blando, de ‘pan comido’ para su compañero Hamilton.
Hoy le sobraba actitud en
todos los rincones, las tres décimas que le sacó en su mejor vuelta, se la
sacaba en todos lados. No hubo un espacio del circuito que no fuera suyo, como
será que Lewis cada vez que quiso ir más rápido se iba afuera. Pero claro,
entonces llega la carrera, se apaga el semáforo y Nico queda regulando,
patinando, pensando… Hoy Nico no pensó, hoy actuó, lo hizo un tramite. Pero es
un trámite que tiene que certificar mañana. Es mañana cuando los espacios
tienen que ser suyos. Los pingos se ven en la carrera. O saca título de campeón,
o será siempre el escolta del abanderado de Hamilton. Es ahora o nunca.
“La clasificación ha ido
realmente bien, he encontrado un buen equilibrio en el coche, gracias a los
ingenieros también. Tuvimos que adivinar un poco dónde iba a estar
y todo ha funcionado bien, estaba cómodo y he tenido algunas vueltas realmente
buenas y estoy contento con ello. Me encantan las tres décimas de ventaja sobre
Hamilton”.
¿Va a dejar que se repita lo de Japón?
“No he empezado todavía a pensar
en ello. De momento solo estoy disfrutando de estar en la pole, e indagaré en
ello esta tarde o mañana por la mañana para tener un plan”,
afirmaba.
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