Mientras
estuvo al frente de la FIA tuvimos otra F1, la de los equipos privados, los
motores V10 aspirados y simples, con desarrollo aerodinámico y velocidad en curva.
Donde el control de la F1 no era de los motoristas devenidos en constructores,
sino de los que administraban el deporte.
Es cierto
que durante su última década al frente de la Federación, la F1 tuvo la mayor convivencia
de constructores: Renault, Honda, BMW y Toyota tuvieron peso al tener escudería
propia como Ferrari, pero el control de la F1 no estaba en sus manos y Mercedes
apenas era un motorista de elite.
Hoy tenemos
veinte autos en pista, y apenas cuatro suministradores de unidades de potencia
(ya que ni siquiera siguen siendo motores). Mercedes abarcando tres equipos además del
propio: Williams, Force India y Lotus. Ferrari dos además de su Scudería: Manor
y Sauber. Renault también dos que son los de Red Bull, con la amenaza que ya no
los asistirá la próxima temporada. Y todos quejándose algunos más y otros
menos, que no reciben el mismo trato. A excepción de McLaren que se quejan pero
por otra cosa… ya que están pasando las de Cain con Honda que está descubriendo
este nuevo motor.
Lo que está pasando con Red Bull refleja
la crisis de autoridad por la que estamos viviendo. El presidente de Renault
habla con el de Ferrari, el de Ferrari con el de Mercedes, se ponen de acuerdo
y la escudería de Milton Keynes se queda sin motores competitivos.
¿Esto que quiere decir? Que el
poder no lo tiene la F1, sino los constructores. En cambio, como bien sugiere
Max Mosley, si hubiera motoristas independientes que no son dueños de
escuderías, esto no pasaría. El ex-presidente de la FIA
lo tiene bien en claro, la F1 tiene que recuperar el camino de la independencia
y la autocracia. La democracia que Jean Todt les dio a los constructores, le
hizo muy mal al deporte, porque manejaron el reglamento técnico y deportivo en
favor de sus intereses y no en favor de la competitividad y el espectáculo.
“Tiene
que haber un motorista independiente que pueda proveer a los equipos con una base
comercial. La
mayor fortaleza de la F1 a principios de los 60 hasta hace poco era que
teníamos a Cosworth, Mecachrome y otra gente haciendo motores, y de esta manera
no estabas en las manos de los constructores”, recordaba Mosley en una
entrevista concedida al canal de televisión alemán ZDF.
“Pero
desde el momento en que tienes uno o dos, o incluso tres constructores, y están
involucrados a un nivel directivo, el Sr. Dieter Zetsche pueda hablar con el
Sr. Sergio Marchionne o con el Sr. Carlos Ghosn, ellos controlan la F1, tú no
controlas la F1. En ese momento, la necesidad de un
proveedor de motores independiente se convierte en algo crucial”, explicaba
el británico.
El británico
no está proponiendo nada nuevo, sino volver a las bases, a los 90 o principios
del nuevo siglo cuando estaba al frente de la FIA y los pilotos tenían otros
monoplazas en sus manos, dignos de conducir.
En referencia
al tratamiento que están llevando a cabo con los motores, Mosley recomienda que
“Si se diseñara o restringiera el motor de manera que se pueda producir de
forma económica, y Mercedes hiciera lo que quisiera, como en los años pasados
con los motores antiguos ordinarios, los constructores podrían
entrar y nadie podría dominar”.
En tanto
que a la hora de sugerir cambios para los monoplazas de 2017, el viejo Max
propone volver a las cajas de cambios manuales o semiautomáticas. “Sin pararme mucho a pensar, me gustaría que los coches cambiaran
para que el piloto tenga que tomar el control total del coche, incluyendo
la caja de cambios. Incluso insistiría en los cambios de marcha, porque eso es
parte de la competición. Al mismo tiempo, introduciría regulaciones
sobre los costes que pudieran significar que todos los equipos podrían gastar
lo mismo y no más, así que el ingeniero más inteligente haría el mejor coche,
no el más rico. Una combinación de ambas haría una diferencia
radical. Si siguiera en el cargo, es algo de lo que me gustaría escuchar las
opiniones de la gente, hablar sobre ello y pensar sobre él”, concluía. Max se
te extraña… volve.
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