En realidad no sólo Grosjean. Creo que la agradecemos todos. Hacía mucho tiempo que la F1 no tenía dos accidentes tan fuertes en un mismo Gran Premio.
No quiero exagerar ni pecar de
sensacionalista, pero creo que habría que rememorar tristemente el 1 de Mayo de
1994 para recordar la última vez que la F1 nos generó sosobra de un día para el
otro. Por suerte, Romain se bajó tan rápido del Lotus que no nos dio tiempo a
preocuparnos, pero que el golpe fue tan fuerte como el de Sainz, lo fue.
Fueron dos accidentes raros, promovidos
por cuestiones técnicas, en los que no hubo error de pilotaje, fueron dos
golpes imprevistos, pero en los que la seguridad que alguna vez pregonó Max
Mosley hicieron efecto para que estos muchachos se vuelvan al hotel con los
dolores de haberse caído de un décimo piso, con moretones, pero en una sola
pieza, como diría Grosjean luego del accidente.
“Toda
la tecnología que hay hoy en día es impresionante. Voy a tener
moratones por todas partes. Me siento como si hubiera caído del décimo piso de
un edificio, pero estoy
de una pieza”, declaraba el francosuizo, quien a diferencia de Carlos Sainz no
tuvo que pasar por el Hospital, aunque si fue trasladado por el auto médico.
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