Con 40 puntos que descontar a falta de cinco carreras, y un sexto motor en marcha cuando el resto de sus rivales recién van por el quinto, da la sensación que la obtención del título se hace muy cuesta arriba.
Más aún, cuando el español es el que más tiene que presionar de sus rivales si quiere llegar con chances a la última carrera y justo en el circuito donde más se pone a prueba la resistencia de los motores y en el que para colmo, Ferrari se ve más obligado que nunca a ganar.
Pero Fernando no desespera y pensando en los dos motores que le quedan manifiesta tranquilidad.
"Tenemos confianza. El plan de gestión de motores está bajo control de momento. No obstante, cruzamos los dedos para que todo siga como hasta ahora y podamos llevar a cabo el plan como lo teníamos pensado para las carreras que quedan. Con los motores que aún nos quedan debería ser suficiente. Si todo va con normalidad, no hay problema," declaraba el ovetense.
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