El año pasado, cuando pasó lo que pasó con Red Bull en el GP de Turquía (se acuerdan, ese toque insólito entre Webber y Vettel que marginó a los dos de la victoria en el Istanbul Park) se puso en duda que había ordenes de equipo en McLaren, ya que en la misma carrera, con mucho disimulo, se le recomendó a Jenson Button que no atacara a Lewis Hamilton porque tenía que conservar el combustible.
Pero lo que vimos en el último GP de Hungría despeja cualquier duda. Las veces que se repartieron el liderazgo de la carrera, con absoluta libertad, con sobrepasos de caballeros entre Jenson y Lewis, en condiciones de piso que no eran fáciles, sin cometer el más mínimo error entre ellos, callaron cualquier suposición.
Diferenciándose notablemente de Red Bull que había ordenado al australiano Mark Webber que mantuviera distancia de su compañero que marchaba segundo en el GP de Gran Bretaña.
“Tuve una buena batalla con Lewis cuando íbamos en cabeza. Los dos estábamos conduciendo al límite y la distancia aumentaba o descendía en función del tráfico. Llegué a la curva y vi a Lewis con el coche apuntando a la dirección contraria. Fue muy divertido y lo que lamento es que no pudiéramos estar los dos en el podio”, comentaba Jenson.
“No me dijeron nada. Creo que debieron pensar que bastante teníamos con concentrarnos en lo que estábamos haciendo en ese momento. No, no oí nada por la radio, y eso es bueno”, afirmó Button.
Y para concluir aseguró: “Siempre ha sido así y espero que siga siéndolo”.
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