Tras haber crucificado a
Renault como la culpable de todos sus males, en Red Bull se dieron cuenta que
había que cuidar la relación.
“Renault debe priorizar a
Red Bull en 2016 por contrato”, se lo escuchó reclamar a Christian Horner.
Claro, es como el marido que de pronto se da cuenta que su mujer ya no se
pondrá el mejor portaligas para él, sino que lo tendrá guardado para otro.
Renault hará con Red Bull,
lo que un equipo hace con un piloto que ya tiene su futuro cantado en otro
lugar: le negara su potencial. Y eso Horner lo sabe, por eso la presión.
Que la marca francesa no
haya querido llevar a pista las sugerencias de Illmor, no es porque no sean
efectivas, sino más bien por todo lo contrario. Y eso Horner también se dio
cuenta.
“Creo que lo más
fundamental tanto para nosotros como para Renault es reducir la diferencia con
respecto a las unidades de potencia de Mercedes y Ferrari. Hagan lo que
hagan, necesitarán un motor competitivo y nosotros tenemos un acuerdo que
especifica claramente que somos su equipo principal. Da igual lo que decidan, no nos afecta”.
“En Renault no pueden
escoger. Deben darle la vuelta a la situación. Necesitamos ver un buen progreso
durante la segunda mitad de año que pueda empezar una tendencia de desarrollo
para el año que viene. Tenemos una situación muy clara con Renault hasta
finales del año que viene y las decisiones que tomen en cuanto su futuro para
nosotros son irrelevantes”.
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