Cuando parecía que
todo estaba encaminado para que finalmente la máxima categoría volviera a tener
monoplazas de verdad, que hacen honor a la competición, una nueva preocupación
se instala entre los ingenieros y jefes de la F1.
Según informa la publicación germana Auto
Motor Und Sport, varios apellidos se habrían arrepentido de darle para adelante
con los cambios de reglamento técnico para 2017, creyendo que fueron
apresurados al no haber probado primero en el túnel del viento el efecto que
tendría la nueva aerodinámica a la hora de intentar realizar un sobrepaso.
Se sabe muy bien que
cuanto más rápido va el coche y mayor adherencia tiene, genera una turbulencia
en su inmediato perseguidor lo que reduce la eficiencia aerodinámica en la
parte delantera que dificulta la maniobra del
‘sorpasso’. Por lo que quieren asegurarse que esta nueva F1 de monoplazas y
neumáticos traseros más anchos y motores más potentes que tanto reclaman los
aficionados, no generen un nuevo efecto contrario indeseado.
Es innegable que sí solo
hay una cosa para destacar de este último lustro de esta fea Fórmula 1 (por lo
estética y competitiva), esto es la cantidad de sobrepasos que hubo. Ya que con los coches actuales se debe ser un
segundo y medio más rápido para efectuar la maniobra de adelantamiento con
seguridad. El problema es que fueron diseñados para el adelantamiento, no para
que sean rápidos, potentes y bonitos.
Esto genera una contradicción en
nosotros los espectadores, quienes muchas veces no hacemos una mea culpa de los
efectos indeseados que generamos con nuestros reclamos. Porque seamos honestos,
miles y miles de espectadores pidieron un cambio en las normas deportivas y
técnicas a finales de 2004 tras quedar polarizados por el dominio de Schumacher
con Ferrari. Cuantos se quejaron de que no había sobrepasos, de que las
carreras eran aburridas y alzaban las banderas de igualdad, preocupados porque
Jordan, Arrows y Minardi desaparecían. Cuantos reclamaron que se congelaran los
desarrollos para que Ferrari no siguiera sacando provecho. Pidieron que
redujeran la cantidad de tests anuales para que escuderías como Ferrari no
sacaran diferencias. Para que los equipos privados (privados de dinero)
pudieran competir con menos presupuesto.
Pues bien, la F1 escucho ese
reclamo y lentamente fue en esa dirección. Se cambió la puntuación, el formato
de clasificación. Y de aquellos autos generosos de estética y aerodinámica,
pasamos a estos angostos de alerones altos. Se fue quitando potencia, se pasó
al motor V8, y ahora al V6 congelado. De la libertad de motores en un
calendario de 16 carreras, a sólo poder contar con cuatro para toda una
temporada de 20, que encima de todo…son mudos. De tener eneros y febreros de
tests a solo dos semanas en todo el año. Estos fueron efectos contrarios indeseados
provocados por nuestro reclamo. No por los ingenieros y los pilotos.
Bernie Ecclestone y sus secuaces
(la FIA) no son otros que los administradores del mayor show automovilístico
que tiene el mundo entero, la excelencia de toda la excelencia, pero ante todo
es un show. Y como todo show responde a los gustos de la gente. Por lo que hay
que tener mucho cuidado con lo que se pide, con lo que se desea. Porque hay
personas como Jean Todt que son más eficientes que Aladdino.
Hoy tenemos la F1 que pedimos
hace una década, y extrañamos la que vimos hace dos. Un camino hay que tomar y ello ya lo
tienen decidido, pero puede que tengamos que esperar hasta 2018 para saber con
claridad que es lo que se lleva a la pista y saben que… apoyo esa moción. Porque
yo no quiero otro efecto indeseado. Y porque soy consciente que una revolución
técnica no puede llevarse a cabo en 12 meses.
Usted dirá: ‘pero si aún
no estamos en 2016’. Pero no debemos olvidar que los equipos ya están en
proceso del desarrollo del chasis con el que competirán el año que viene,
porque así es el calendario de diseño de un ingeniero. Por lo que la F1 tendría
márgenes muy cortos si quiere insertar los cambios que se mencionan para dentro
de dos temporadas. Más aún si tenemos en cuenta que para el año que viene no
habrá tests durante la temporada (algo de lo que ya se quejó Pirelli, a quien a
su vez le piden neumáticos más anchos).
No se puede, en doce
meses, buscar un equilibrio entre coches
bonitos, motores ruidosos, una aerodinámica eficiente y grandes oportunidades
de adelantamiento en pista. Además…
la F1 perfecta no existe, porque el que pierde siempre va a estar en
desacuerdo.
Por lo pronto el director
deportivo de Williams, Pat Symonds, lo explica muy claro:
“Crear un concepto
adecuado y asentarlo posteriormente en un reglamento hasta finales de febrero
de 2016 es una gran tarea.
En 2009, el grupo de trabajo en los adelantamientos tuvo dos años para trabajar
en las propuestas, y llevamos el concepto cinco veces al túnel del viento.
Debemos dar el próximo paso. Considero que la entrada (del reglamento) en 2017
es demasiado ambiciosa. Vamos a ir justos de tiempo”.
“Vamos a solucionar los problemas
de los aficionados en varios puntos.
¿Pero quién nos dice que no va a aparecer nuevamente en otro lugar? Nadie puede
saber de antemano qué formas del alerón delantero van a inventarse los
ingenieros en los próximos años. Todos saben que adelantar con coches
más rápidos va a ser más difícil”.
Se habla que para el caso la FIA
prevé la eliminación del llamado 'Vórtice Y250' con una nueva ala delantera en
forma de delta. No quiero esperar a que llegué ese tiempo para ver si funciona.
Prefiero guiarme por las voces de los ingenieros y no por el deseo de los
aficionados, que me han dado este efecto indeseado.
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