Son imposible de borrar, de
igualar, o de tapar. Lo que hizo Michael Schumacher con Ferrari no lo repetirá más
nadie. 72 victorias, cinco títulos mundiales consecutivos, podios, records de
vuelta. Cualquier marca a batir con una escudería, está en poder del káiser.
Sólo con uno se puede
trazar ciertos paralelismos por cómo está siendo de parecido su primer año con
la Scudería, porque son símiles, porque tienen el mismo compromiso, la misma
hambre interminable por el éxito, y hasta si se quiere, lo homenajea con su
casco.
“Los dos somos alemanes y
fichamos por Ferrari en momentos difíciles. En la organización y el espíritu
del equipo también hay paralelismos, pero Michael dejó huellas de dinosaurio
en Maranello. Por ello, no miramos atrás, sino que nos preocupamos por lo
nuestro”, reconocía Vettel en unas declaraciones recogidas por el portal
‘f1-insider-com’.
Por lo pronto, la cosa
parece ir igual que en 1996 cuando Schumi en su primer año con el Cavallino
Rampante logró tres victorias, con un coche que no estaba para tamaño logro. Aquella
temporada terminó tercero. Vettel en condiciones de inferioridad contra las flechas
de plata ya le ha arrebatado dos victorias, con nueve carreras por disputarse,
y también marcha tercero en el campeonato.
“Es una maravilla lo que hemos
conseguido hasta ahora. Vamos mejor de lo esperado. Para mí muchas cosas siguen siendo
nuevas, así que tengo que centrarme solamente en lo importante”, declaraba al
respecto Vettel.
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