La escudería de Enstone no toma el podio de Australia, como una mera casualidad, sino como una causalidad. Es que el tercer puesto alcanzado por Vitaly Petrov en Albert Park es algo más que el primer podio de un ruso en la F1. Es un aumento de confianza, de autoestima, de todo el equipo que necesitaba comprobar con resultados la apuesta arriesgada que significa poner en pista un coche con los escapes adelantados.
“Estoy empezando a estar confiado en que repetiremos el mismo resultado. En Malasia tendremos una mejora para el monoplaza”, declaraba Eric Boullier. Para luego agregar sin tapujos que “no estamos lejos de ser ya mejores que Ferrari...”.
Y Boullier no tiene dudas de que esto se debe a la creación de uno de sus hombres de ingeniería, James Allison.
“Durante una etapa del proceso tuvimos que decidir, ¿nos metemos en una vía conservadora o vamos a un nuevo concepto? James (Allison) me convenció. Después de hablar, le dije que le apoyaría. Él estaba convencido y yo también, así que fue una decisión conjunta”.
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