Poco se puede
esperar en el primer Gran Premio de la temporada de una escudería que nunca
pudo poner en pista toda su potencial cuando tuvo doce oportunidades durante la
pretemporada.
Tuvieron doce
días de test para lograr que la unidad de potencia japonesa se integrara al
chasis y no alcanzó, se quedaron cortos. Experimentaron tres fugas de agua, dos
fallas reiteradas en el sellado del MGU-K, y otros tantos contratiempos que los
dejaron con más dudas que certezas. Llegaron a Montmeló con un 50% de retraso con
relación al programa ideal, y se van a Australia con la misma cantidad de
tareas pendientes.
El francés
Eric Boullier, jefe del equipo, reconoce que están muy lejos de lo que deseaban
para estas vísperas de Australia, que no están preparados como les hubiera
gustado, pero que era algo previsible si recuerdan lo que paso con los demás
equipos la pasada temporada.
“Viendo las
cuatro últimas semanas, podemos ver que nuestro programa de test de invierno ha
sido complicado. De todas formas, no ha sido del todo inesperado. El año pasado
a estas mismas alturas había muchos equipos con motores nuevos en una situación
parecida”.
“En
líneas generales, la falta de kilómetros completados hace que no estemos
preparados como nos habría gustado. Pero podemos dar como positivos los datos
que hemos acumulado, que confirman los objetivos que nos habíamos marcado”.
“Aunque
es muy probable que el comienzo de la temporada será difícil, sabemos que
podemos mejorar mucho y muy deprisa, y que sacaremos todo el potencial que
tiene el McLaren MP4-30 Honda”.
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