Tanto una
como la otra han dejado en claro que no pondrían reticencias a modificaciones
que se lleven a cabo en la normativa de los impulsores para mejorar el espectáculo,
siempre y cuando se mantenga la base de este nuevo motor V6 Turbo de 1,6
litros.
No pasaron
unos días del llamado de Maurizio Arrivabene a mejorar los motores para tratar
de mejorar el espectáculo y no seguir perdiendo espectadores, que
representantes de Renault y Mercedes se mostraron de acuerdo.
La consigna es clara,
hay que mejorar la potencia y recuperar el ruido. Al respecto Mario Illien, el
especialista en motores ya se había expedido al respecto dejando en la mesa
algunas sugerencias, como sumar un segundo turbo (bi-turbo) cambiar la posición
de la válvula o la más simple y natural de todas, aumentar el flujo de
combustible.
Pues bien, ambas marcas
también ponen puntos claros: cualquier cosa menos modificar la base de los
actuales impulsores. Ya que se hablaba de que Ferrari y Honda proponían
alternativas diferentes. Honda sugería nuevas técnicas de propulsión sin
combustión para 2017. Y los de Maranello tiraron la idea de un motor twin-turbo
V8 de 2,2 litros, a 17.000 revoluciones por minuto con un sistema de KERS
estándar. Lo que es visto más como una intención de querer hacerse con el
dominio, más que acabar con el aburrimiento.
"Renault no se interpondría, mientras los
costes se mantengan bajo control, aunque para 2016 ya nos parece algo tarde,
2017 sería el año ideal", expresó Cyril
Abiteboul, director deportivo de Renault para Canal Plus.
Por su parte, Toto
Wolff fue contundente, sólo pone de condición que se trabaje a partir del
básico V6 de 1,6 litros para que no se sigan incrementando los costos.
“Aceptamos el reto
incluso si hablamos del motor. Sólo tienes que ser
sensato.
Todos los fabricantes
de motor han expresado su deseo de permanecer con la arquitectura actual, porque otra cosa traería consigo altos
costes de desarrollo", finalizó.
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