5 de marzo de 2011

A una década de la última muerte en la F1


El 2011 no sólo marca el inicio de la temporada Nro 62 de la máxima categoría del automovilismo mundial. También se celebra que ha pasado una década sin muertes dentro de la pista o en los perímetros de ella.

Claro que si empezamos a buscar datos, si recurrimos a las estadísticas, también nos encontraremos con otras cosas, como por ejemplo que se cumple una década también de que Fernando Alonso debutó en la F1. Pero lo que más importa para estos tiempos es que desde entonces no se sufre una muerte en ninguna de las paradas del circo.

Claro que para ello tuvimos que llegar a la F1 que tenemos hoy. Una Fórmula 1 de circuitos aburridos pero de los más seguros que uno se puede imaginar. No hace mucho se le preguntaba a Hermann Tilke el porqué de sus diseños y Tilke lo dejaba bien explicito: porque por cuestiones de seguridad se exigen grandes salidas escapatorias que terminan alterando su inspiración y el dibujo de algunas curvas en pos de la tranquilidad.

Los aficionados se gastan entre 100 y 300 euros para cumplir su sueño de ver un F1, pero cada vez se los ve más lejos porque cada vez las escapatorias son más grandes y las tribunas más distantes. Y aquí encontramos el otro porqué de porque ya no se llenan los circuitos, los precios de cada ticket ya no se justifica.

Lo cierto es que el último piloto en fallecer en pista fue Ayrton Senna, acaso la perdida más triste e importante que pudo tener en la pista la F1 contemporánea. Y fuera de la pista un asistente de pista de Albert Park, quien tuvo la mala suerte de recibir el impacto de un neumático desprendido del Bar Honda de Jacques Villeneuve, cuando este se montó con el Williams de Ralf Schumacher durante la primera vuelta del GP de Australia de 2001. Sus dos neumáticos salieron despedidos, con la mala suerte de que uno de ellos impactó contra el comisario.

Tras este incidente, la FIA comenzó a pedirle a Tilke circuito con numerosas y grandes escapatorias, con las tribunas alejadas y a los ingenieros un cable de seguridad en los monoplazas que sujetase las ruedas en caso de accidente. Esta medida ha resultado ser poco efectiva en los últimos años, a diferencia de las escapatorias que ha dejado a los circuitos sin aficionados. Y a los aficionados sin carreras entretenidas. Ya pasaron diez años…

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